Grounding o Earthing (conocido en español como "conexión a tierra") es una práctica basada en la idea de conectar físicamente el cuerpo con la energía natural de la Tierra al caminar descalzo sobre superficies naturales como césped, tierra, arena, maicillo o agua.
Esta práctica se basa en la creencia de que, al estar en contacto directo con la Tierra, nuestro cuerpo puede absorber electrones libres de la superficie terrestre, lo que puede tener efectos beneficiosos sobre nuestra salud física y mental.
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El Grounding implica poner los pies, manos o cualquier otra parte del cuerpo en contacto directo con la tierra o superficies naturales. Puede hacerse al caminar descalzo sobre el césped, tierra, maicillo, arena, o incluso sumergiendo los pies o el cuerpo en agua natural.
La teoría detrás del Grounding se basa en los electrones de la Tierra. La superficie terrestre está cargada negativamente, y los electrones libres de la Tierra pueden, al entrar en contacto con el cuerpo, neutralizar los radicales libres y reducir la carga de electrones positivos en el organismo, asociados con el estrés oxidativo y la inflamación. Esto se cree que ayuda a equilibrar el sistema eléctrico del cuerpo y a mejorar la función fisiológica.
La práctica del Grounding se ha asociado con varios beneficios para la salud, tanto para adultos como para niños. A continuación, te explico en detalle sus efectos potenciales:
1. Reducción del estrés y ansiedad
El contacto con la tierra puede reducir los niveles de cortisol, la hormona del estrés, contribuyendo a una sensación de calma y bienestar. En niños, puede mejorar el estado de ánimo y reducir el estrés causado por las actividades diarias.
2. Mejora del sueño
Se ha observado que el Grounding contribuye a un mejor descanso nocturno, ya que regula los ritmos circadianos. Para los niños, dormir mejor significa un desarrollo físico y emocional más saludable.
3. Disminución de la inflamación y el dolor
La absorción de electrones ayuda a reducir la inflamación, lo cual es beneficioso para personas con problemas articulares, musculares o enfermedades inflamatorias. Los niños activos, que suelen tener pequeñas lesiones o dolores por el crecimiento, también podrían beneficiarse de una menor inflamación.
4. Apoyo al sistema inmunológico
Al reducir el estrés oxidativo y la inflamación, el sistema inmunológico puede funcionar de manera más eficiente. Esto es especialmente relevante para los niños, cuyo sistema inmunológico aún está en desarrollo.
5. Mejora de la circulación
Se cree que el contacto con la tierra favorece la microcirculación sanguínea, ayudando a la oxigenación de los tejidos y la eliminación de toxinas. En los niños, esta mejora en la circulación contribuye a un desarrollo saludable.
6. Regulación de la energía y el estado de ánimo
La conexión a tierra puede equilibrar los niveles de energía en el cuerpo y mejorar el estado de ánimo, ayudando a combatir el cansancio y la fatiga crónica. Para los niños, esto puede traducirse en una mayor capacidad de atención y disposición para aprender y jugar.
7. Apoyo en la recuperación física
Es comúnmente utilizado por atletas y personas activas para acelerar la recuperación muscular y reducir la sensación de fatiga después del ejercicio. En niños, puede contribuir a un mejor estado físico en actividades deportivas o recreativas.
8. Aumento de la conciencia y la conexión con el entorno
El Grounding promueve la atención plena o al momento presente (mindfullness) y crea una conexión más profunda con la naturaleza, lo que ayuda a reducir la sobrecarga mental. Esto puede ser especialmente positivo para los niños, al favorecer su desarrollo cognitivo y emocional.
9. Potencial para mejorar la presión arterial
Al ayudar a reducir el estrés y mejorar la circulación, algunos estudios sugieren que el Grounding puede tener un efecto positivo en la presión arterial. Aunque en niños la hipertensión es menos común, el Grounding podría favorecer un sistema cardiovascular saludable desde una edad temprana.
10. Refuerzo del equilibrio y estabilidad emocional
Estar en contacto con la Tierra se asocia con un efecto grounding emocional, lo que significa sentirse más centrado y estable. Para los niños, esto puede traducirse en una mayor autoconfianza y tranquilidad.
Existen varias maneras de practicar Grounding en la vida cotidiana:
🌿 Caminar descalzo sobre superficies naturales.
🌿 Sentarse o acostarse en el césped, arena, maicillo o tierra.
🌿 Hacer jardinería con las manos en contacto directo con la tierra.
🌿 Nadar en agua natural, como ríos, lagos o el mar.
🌿 Jugar con los niños descalzos sobre el pasto.
Esta práctica es simple, gratuita y accesible para la mayoría de las personas. Aunque los estudios sobre el Grounding están en desarrollo, muchas personas han reportado sus beneficios, tanto a nivel físico como emocional.
Duración mínima: Estudios sugieren que unos 20 a 30 minutos diarios de contacto directo con la tierra son suficientes para empezar a notar beneficios en el cuerpo y la mente.
Frecuencia: Lo ideal es hacer Grounding diariamente, pero si eso no es posible, intenta hacerlo al menos 3 a 4 veces por semana.
Elige un área natural adecuada: Busca espacios de tierra, césped, arena, maicillo o piedra en tu jardín o parque cercano. Asegúrate de que esté limpio y libre de contaminantes.
Aprovecha la mañana o el atardecer: La luz solar suave de estas horas potencia los beneficios de bienestar, y son ideales para recibir también algo de luz solar, que ayuda a regular los ritmos circadianos.
Combina con prácticas de respiración o meditación: Mientras estás en contacto con la tierra, puedes hacer respiraciones profundas o meditaciones para aumentar la conexión cuerpo-mente. Esto potencia la relajación y la conexión.
Involucra a toda la familia: Invita a tus hijos o familiares a unirse. Para los niños, caminar descalzos sobre el césped o jugar en la arena o maicillo puede ser muy beneficioso y divertido.
Usa tus espacios de jardinería: Practicar jardinería con las manos en contacto directo con la tierra es otra forma de Grounding. Esto es excelente para aprovechar los espacios exteriores mientras conectas con la naturaleza.
Incorpora agua en tu rutina: Si tienes acceso a un río, lago, o el mar, sumergir los pies en agua natural también cuenta como Grounding. Puedes hacer esto cada vez que tengas oportunidad, especialmente en la playa o en viajes al campo.
Establece una rutina: Si te es difícil encontrar tiempo, intenta programar sesiones de Grounding en tu agenda, igual que lo harías con el ejercicio. Puedes hacer una caminata descalza diaria en tu jardín al terminar el día o antes de comenzar tus actividades.
Con estas recomendaciones, puedes hacer del Grounding una práctica diaria y disfrutar de sus beneficios a largo plazo,
mientras aprovechas tus espacios exteriores 💚.